Habló, se mostró tal y como era y dijo tal y como sentía las cosas y apostó por lo que quería. Arriesgó, arriesgó a todo o a nada, al amor o al desamor y a las 02.32 de esa madrugada supo que arriesgar de vez en cuando no está tan mal.
Y ganó, lo ganó a él después de un año. Y no se arrepiente de haberlo hecho, de haber dicho aquella noche lo que había callado durante tanto tiempo, por eso, cuando me dices:''que tonta que eres'' mientras te ríes, yo te respondo:''pero soy la tonta que consigue todo lo que quiere''.