miércoles, 6 de enero de 2016

No me gustan los números impares. Mi número favorito es el 3.

No pretendas encontrarme una explicación que me defina de pies a  cabeza, física y psíquicamente. No la vas a encontrar. Podría describirme una y otra vez, sí, podría hacerlo pero no serviría de nada. No sigo regla fija, no tengo maneras de actuar específicas dependiendo del momento. Improviso, simplemente hago eso. Te podría decir que soy tierna, que me gustan los detalles, las llamadas a destiempo y los mensajes de ''te echo de menos''. Y todo eso es verdad, pero a veces no es así. Puedo responder o sí o no, y quizás todo eso me encante, pero repito, no sigo regla fija, no soy ley matemática exacta, soy yo.
Compleja o sencilla, difícil o fácil, cariñosa o fría, detallista o no detallista. ¿No puedo ser laica como la educación? Cuando digo laica me refiero a neutral, a un punto medio, puedo ser todas las cosas que quiera pero manteniendo un equilibrio, porque lo radical y excluyente nunca funciona y yo quiero funcionar.
Y no voy a decir una cosa a ciencia cierta cuando se que podría ser o no ser así, porque dependo de los momentos, del estado de ánimo, de las ganas, del tiempo, de las personas, de mi alrededor.
Por eso afirmo que no me gustan los números impares, pero oye, mi número favorito y de la suerte, sin embargo es el 3.