domingo, 27 de abril de 2014

No se que tienes, pero lo tenías y lo tienes.

''Y mi razón se convirtió en buscarte entre las calles, en los parques, tiendas, bares; en sonrisas y destellos de cristal. Quien siguió la consiguió'' y qué mejor manera que empezar escribiendo sobre ti de esta manera, comiéndote a besos. Moreno, alto y ojos de un tono marrón verdoso. Atendiendo a esta descripción, cualquiera pensaría que se trata de un chico de revista, un chico que te cruzas por la calle y te quedas mirando hasta que desaparece por la esquina. Te equivocas, pero yo no lo hice. Las apariencias engañan y, ¡vaya!, a mi me engañaron. Él no destacaba el día en que lo conocí, aunque quizás nos conocíamos de hace mucho, destacaban sus amigos. Ella no destacaba nunca, a pesar de esa sonrisa que tenía en la boca que competía con todo lo que encontraba a su paso, destacaban sus amigas. Él no te ganaba con el físico, te ganaba con los actos. No era de decir lo que sentía, pero lo demostraba. Quizás no lo decía por miedo, por orgullo, pero eran sus actos los que lo delataban.
''Y me contó que conocía a otras, pero que querer acostarse con una mujer no es lo mismo que querer despertarse con ella. Porque hay chicas que te alegran la piel, pero no el corazón''. Y yo le alegraba el corazón. Y para que decir más si está todo dicho: él no era el típico chico que te entraba por los ojos, pero a mi me entró hasta el alma.